La desigualdad viene de atrás, pero durante la Revolución Francesa la mujer tomó conciencia de su situación social. Luchó al lado de los hombres, y juntas, mujeres y hombres lucharon marchando hacia Versalles. El lema de la lucha era “igualdad, libertad y fraternidad”, sin embargo las mujeres quedamos fuera como personas políticas en la declaración de Los Derechos del Hombre. Su empuje no se plasmó en una igualdad social.
La lucha desde entonces ha sido imparable, muchos los objetivos logrados, pero qué duda cabe que aún hay que seguir avanzando. El logro de la igualdad requiere cambiar algunos valores enraizados en lo más profundo de nuestro ser para sustituirlos por otros que nos ayuden a construir una sociedad igualitaria.
Continuamos teniendo que resolver la corresponsabilidad de ser madres y padres, a encarar con realismo la presencia en el cuidado, a resolver desde la igualdad la dedicación al trabajo y desarrollo personal.
Seguiremos pues haciendo que cada 8 DE MARZO sea y siga siendo un día de reivindicación y deseo de mejora de nuestra vida individual y/o común de convivencia. Para que mujeres y hombres podamos compartir, disfrutar, convivir, coexistir, etc. un espacio social y privado que nos satisfaga y construya.
…porque andando se hace el camino…
Escribo como mujer