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LA VIDA CON AUTOESTIMA.

Cuando la vida se vive desde la autoestima todo es diferente. Las cosas cambian de color , sabor y signo, ya que nos conectamos con nosotras y con el mundo, desde una perspectiva mas amplia, integral, equilibrada, consciente y productiva.

COMPORTAMIENTOS CARACTER͍STICOS DE LA PERSONA CON AUTOESTIMA

La características que ofrece una persona con una autoestima desarrollada, es mas o menos la siguiente:

CONSCIENTE

Es la persona que todas podemos ser. Alguien que se ocupa de conocerse y saber cual es su papel en el mundo. Su caracterí­stica esencial es la consciencia  que tiene de sí­, de sus capacidades y potencialidades así­ como de sus limitaciones, las cuales tiende a aceptar sin negarlas, aunque no se concentra en ellas, salvo para buscar salidas más favorables. Como se conoce y se valora, trabaja en el cuidado de su cuerpo y vigila sus hábitos para evitar que aquello que le perjudica pueda perpetuarse. Filtra sus pensamientos enfatizando los positivos, procura estar emocionalmente arriba, en la alegrí­a y el entusiasmo, y cuando las situaciones la llevan a sentirse rabiosa o triste expresa esos estados de la mejor manera posible sin esconderlos neuróticamente.

La persona con alta autoestima pone su énfasis en darse cuenta de lo que piensa, siente, dice o hace, para adecuar sus manifestaciones a una forma de vivir que la beneficie y  beneficie a quienes la rodean, en vez de repetir como robot lo que aprendía en su ayer cuando era niña o adolescente. Esa consciencia de la autoestima, hace que la persona se cuide, se preserve y no actúe haci­a la autodestrucción fí­sica, mental, moral o de cualquier tipo. La gratitud es norma en la vida de quien se aprecia y se sabe agradecido por los dones naturales que posee.

CONFIANZA.

Autoestima es también confianza en una misma, en las fuerzas positivas con las que  cuenta para abordar el dí­a a dí­a. Esta confianza es la guí­a para el riesgo, para probar nuevos caminos y posibilidades; para ver alternativas en las circunstancias en que la mayoría no ve salida alguna; para usar la inteligencia y seguir adelante aunque no se tengan todas las respuestas. Estas son las caracterí­sticas que hace que el ser se exprese en terrenos desconocidos con fe y disposición de éxito. Cuando se confí­a en lo que se es, no se necesitan justificaciones ni explicaciones para poder ser aceptada. Cuando surgen las diferencias de opinión, confía en una misma o hace que las crí­ticas se acepten y se  utilicen para el crecimiento.

RESPONSABILIDAD.

La que vive desde una autoestima fortalecida asume responsabilidad por su vida, sus actos y las consecuencias que éstos puedan generar. No busca culpables  sino soluciones. Los problemas los convierte en un «cómo», y en vez de compadecerse por no lograr lo que quiere, la persona con autoestima se planteará las posibles formas de obtenerlos. Responsabilidad es responder ante alguien, y ese alguien es, ella misma. Toma como regalo el poder influir en su destino y trabaja en ello. Quien vive en este estado no deja las cosas al azar , sino que promueve los resultados deseados y acepta de la mejor forma posible lo que suceda.

COHERENCIA.

La autoestima nos hace vivir de manera coherente y nos impulsa a realizar el esfuerzo necesario para que nuestras palabras y actos tengan un mismo sentido. Aunque a la persona con autoestima le guste  hablar, sus actos hablarán por ella tanto o más que sus palabras. No quiere traicionarse y se esmera en combatir y vencer sus contradicciones internas.

EXPRESIVIDAD.

Las que viven confiando en si mismas, aman la vida y lo demuestran en cada acto. Valoran la prudencia y respetan las reglas de cada contexto. Mostrar afecto, decir » te quiero», halagar y tocar fí­sicamente, son comportamientos naturales en quienes se estiman, ya que disfrutan de sí  mismas y de su relación con las personas. La forma de vincularse es bastante libre y sin la tí­pica cadena de prejuicios que atan culturalmente a la persona desvalorizada. En esa expresividad, es seguro observar lí­mites, ya que para expresarse no hay que invadir ni anular  a nadie.

RACIONALIDAD.

La vida es vista como una oportunidad lo bastante especial  como para no dejarla en manos de la suerte. De esta visión se deriva un respeto por la razón, el conocimiento y la certeza. Quien siente  amor propio, no juega consigo y por eso valora el tiempo como recurso no renovable que es. Quien se respeta busca, sin compulsiones, alcanzar un má­ximo control de su existencia y para eso usa su inteligencia y capacidad de discernimiento, confiando en lograr sus objetivos al menor costo.

ARMONÍA.

Cuando existe valoración personal, también se valora a las demás personas, lo que favorece relaciones sanas y plenas medidas por la honestidad, la ausencia de conflicto y la aceptación de las diferencias individuales. Es la paz interna la máxima conquista de la Autoestima, quienes están por ese camino hacen lo posible por armonizar y aminorar cualquier indicador de conflicto. Esta armoní­a interior ahuyenta la ansiedad y hace tolerable la soledad, vista a partir de un estado armónico de vida como un espacio de crecimiento interior, encuentro con una misma y regocijo.

RUMBO.

El respeto hacia nosotras y hacia la oportunidad de vivir engendra una intención de expresar el ser, de trascender , de lograr y de ser útil. Eso se hace más factible al definir un rumbo, un propósito, una lí­nea de objetivos y metas. La vida es un don que se expresa a través de una misión y una vocación; descubrirlo es tarea de cada quien, y es en ese camino donde hallaremos la plenitud y la alegrí­a de vivir.

AUTONOM͍A.

La autonomí­a tiene que ver con la independencia para pensar, decidir y actuar; con moverse en la existencia de acuerdo con las propias creencias, criterios, convicciones, en vez de cómo seguimiento del ritmo de quienes nos rodean. No se puede vivir para complacer expectativas de amigas, parientes o ideologí­as prestadas, mientras algo dentro de nosotras grita su desacuerdo y pide un cambio de dirección. La persona con autoestima busca y logra escucharse, conocerse, dirigirse y pelear sus propias batallas confiada en que tarde o temprano las ganará. No se conforma con  la aprobación, sino que mira hacia el interior donde laten sus auténticas necesidades, sin desdeñar lo que el mundo puede ofrecerle.

VERDAD

La persona con autoestima  la verdad, no la niega sino que la enfrenta y asume  sus consecuencias. Los hechos son los hechos, negarlos es un acto irresponsable que nos quita control sobre nuestra vida. Cuando se evade la verdad, comienza una a creerse sus propias mentiras.

PRODUCTIVIDAD.

La productividad es un resultado lógico de la autoestima. Me refiero a una productividad equilibrada en las distintas áreas de la vida humana. No a la productividad meramente económica que suelen ser causas de enormes distorsiones en las relaciones y en la salud. Esta productividad equilibrada es consecuencia de reconocer y utilizar los dones y talentos de manera efectiva. Iniciativa, creatividad, perseverancia , capacidad de relacionarse y otros factores asociados con una sana autoestima posibilitan, al entrar en funcionamiento, la obtención de aquello que deseamos, o al menos de algo bastante cercano.

PERSEVERANCIA.

Cuando alguien tiene confianza en sí misma, es capaz de definir objetivos trazar un rumbo, iniciar acciones para lograr esos objetivos y, además desarrollar la capacidad para el esfuerzo sostenido, la convicción de que tarde o temprano verá el sueño realizado. La perseverancia es por eso una caracterí­stica clara de la persona con autoestima, para quien los eventos  frustrantes son pruebas superables desde su conciencia creativa.

FLEXIBILIDAD.

Es caracterí­stica de la persona con autoestima aceptar las cosas como son y no como  le hubiese gustado que fueran. Ante la novedad, para no sufrir, es necesario flexibilizar nuestras creencias y adecuar nuestros deseos sin caer, claro está, en la resignación o la inacción. Flexibilidad implica abrirse a lo nuevo, aceptar las diferencias y lograr convivir con ellas; tomarse algunas cosas menos en serio, darse otras oportunidades y aprender a adaptarse. Todas estas son manifestaciones de inteligencia, consciencia y respeto por el bienestar.

De forma sencilla y resumida, Lair Ribeiro al referirse a los atributos de la persona con autoestima nos dice que ésta es «ambiciosa sin ser codiciosa, poderosa sin ser opresora, autoafirmativa sin ser agresiva, e inteligente sin ser pedante».

 

 

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