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El término género es una palabra que arrastra una enorme carga de elementos, creencias, atributos, fantasías y sobre todo irrealidades. Lo utilizamos porque se ha extendido tanto, que realmente, creo que muchas veces no sabemos ni de lo que hablamos. Lo introducimos con tanta ligereza en el lenguaje  de nuestro día a día, que no somos conscientes de las continuas  contradicciones en las que caemos.

Parecía que el género era la solución al problema que presentaba el concepto de sexo puesto que éste se veía como limitante. El género es lo psicológico, lo que sentimos que somos por lo que nos comportamos como mujeres u hombres. Es más social. Sin embargo, cuando hablamos de ello seguimos fijándonos en el sexo para definirlo.

Roles de género, algo de lo que hablamos constantemente. ¿Y cuáles son los roles de género? Para definirlo nos fijamos en el cuerpo, en el sexo, luego ya entendemos que hay conductas propias de mujeres y conductas propias de hombres. ¿Volvemos a lo femenino y/o masculino?

El concepto de género nos vuelve a colocar en dos grandes “bloques”; mujeres y/o hombres. Dos sexos, que arrastran una gran carga ideológica de cómo somos y debemos ser y comportarnos. Hemos querido salir de ese encorsetamiento y hemos adoptado el término género, queriendo ser más flexibles y abiertas, tratando de romper con eso que hemos heredado sobre la creencia de que las mujeres somos de una manera y los hombres de otra. No queremos aceptar toda esa leyenda de lo que es femenino y masculino pero… seguimos en lo mismo.

Cuando hablando de mujeres utilizamos el término género, seguimos viendo, pensando en toda esa carga ideológica que arrastramos de lo que es ser una mujer, y de cómo es y/o debe ser una mujer. O por el contrario un hombre. Entonces,,, ¿qué hemos cambiado?, ¿en qué hemos avanzado? En nada, es más de lo mismo.

Femenino y/o  masculino,  género, como a partir de la década de los cincuenta se le viene llamando sigue significando lo mismo. Seguimos encorsetando a las personas en la ideología, en la creencia de lo que es ser una mujer o un hombre.

Somos cuerpo y éste tiene dos aspectos: mujer u hombre, lo que nos lleva a conflicto es ver que un sexo determinado no va ligado a un comportamiento y aspecto que hemos interiorizado que es el que le corresponde. Bueno, interiorizado, aceptado, visto, generalizado, en fin, todo lo socialmente heredado y recibido como correcto y por lo tanto normativo. Por eso si llegamos a ser más flexibles y aceptar que cada persona puede comportarse y expresarse como quiera podríamos salir de la ideología de femenino y/o masculino, o lo que es lo mismo, género. El sexo, mujer u hombre, que viene definido por el cuerpo, sería vivido con satisfacción y libertad.

                                 “…Es tan difícil ser un hombre masculino o una mujer femenina que de hecho son

                      muchas las personas que sienten que fracasan. Es más, diría que lo normal es

                   fracasar en el cumplimiento de las normas de género”

                                                                    ( Missé, Transexualidades. Otras miradas posibles, pag. 52)

…porque andando se hace el camino…

Escribo como mujer

 

Gurutze Olaizola Larrañaga

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