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Es esto de la maternidad subrogada un tema muy controvertido puesto que toca muchos sentimientos,  prejuicios, miedos e inseguridades. En fin, toda una gama de movimientos internos, pero no sólo de malestar, puesto que también hay otras personas que   celebran su existencia. Hay muchas personas deseosas de tener familia que ven imposibilitado ese proyecto por las razones que fuere, pero que no quieren renunciar a su ilusión a formar una familia con hijas, a tener un entorno donde querer y sentirse queridas.  No aceptan la limitación de sus cuerpos y luchan para conseguir aquello que tanto anhelan.

Hay una gran controversia social al respecto. Hay quienes se sitúan en el polo de la negación, de la no aceptación porque consideran que es una utilización del cuerpo de la mujer. No obstante, es una realidad y un hecho que esto ya se está dando desde hace muchos años. Hay países donde es legal y aceptado y a ellos viajan las personas que quieren ampliar la familia, tener una o varias hijas que por lo que sea no puede ser  gestada en su vientre  de manera natural.

No es algo que se dé únicamente en personas famosas o adineradas, es algo que está bastante extendido, y cada vez más, entre la población en general. Seguro que nos asustaríamos sí supiésemos la cifra real en España. Es una realidad que está ahí, y en mi opinión, creo que deberíamos pararnos, detenernos a reflexionar algo que ya no se puede parar y que cada vez va a estar más extendido.

Las detractoras dicen que se utiliza el cuerpo de la mujer, que se mercantiliza por su uso, y digo yo… ¿De quién es ese cuerpo? Pienso que estamos cayendo en ese discurso protector hacia la mujer que nos dice qué es lo que está bien y qué  lo que está mal. Qué es lo correcto, lo incorrecto. Sin embargo, yo soy la dueña de mi cuerpo y yo decido como lo quiero utilizar. Cómo quiero vivir con él y a través de él. Lo mismo que soy la dueña de mi vida y decido hasta donde la quiero llevar.

En los países donde está  legalizada hay un control, hay un seguimiento que garantiza que esa mujer no será explotada, que es lo realmente importante y preocupante. Si una mujer decide libremente ser gestante sea por la razón que sea,  la responsabilidad es de ella, y únicamente de ella. La legalidad es la forma de garantizar la protección de esas mujeres ante a su decisión de ser mujeres gestantes. Como siempre, es la clandestinidad lo que propicia la explotación y el abuso.

La negación y reprobación de la maternidad subrogada, a mí, personalmente, me despierta cierto sentimiento de rebeldía, porque siento que una vez más, se le niega a la mujer su capacidad de decidir. Siento que  se vuelve a cuestionar su inteligencia, su buen criterio para valorar lo que quiere, su madurez…Cosas por las que  siempre hemos luchado y que seguimos reivindicado.

Pienso que regular la maternidad subrogada no supone la explotación del cuerpo de la mujer. Me parece que es más un paso hacia la aceptación de que la mujer es la dueña de su propio cuerpo y es capaz de poder cuidarse y decidir. Es  también la manera de poder evitar que mujeres que no pueden cuidarse sean explotadas y utilizadas . Me parece más un avance que un retroceso social.

Las mujeres llevamos mucho tiempo luchando por nuestro espacio, por nuestro lugar. Abogamos por tener  plena libertad en nuestras decisiones y lo mismo creo que es aplicable al cuerpo. Ese cuerpo que nos pertenece y es el que dice que somos mujeres. ¿Por qué volvemos a tener que oír lo que debemos o no debemos hacer como si fuésemos personas  a quienes hay guiar en el camino y en las decisiones? Somos capaces de responsabilizarnos, de cuidar de nosotras mismas.

Llevamos demasiado tiempo reivindicando nuestra inteligencia, capacidad de decisión y madurez. Demasiado tiempo diciendo que no necesitamos que nos protejan y decidan por nosotras. Y quedémonos con esa frase que tantas veces hemos dicho y oído: NO SOMOS MENORES.

 

…porque andando se hace el camino…

Escribo como mujer

Gurutze Olaizola Larrañaga

 

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