Comparto un artículo escrito por María Antonia Vargas
Mito 1: «Me siento incómodo hablando mis problemas con un grupo de extrañas.»
Al empezar en grupo la incomodidad es una constante.
Esta experiencia forma parte del proceso del grupo; pasadas unas semanas, las participantes descubren que cuanto más se comprometen con la experiencia grupal, más cómodo y fácil se vuelve compartir. En la medida que el grupo se cohesiona, crea su propia cultura, y se desarrolla la capacidad de autoexpresión, aparece la sensación de orgullo y confianza.
Mito 2: «El grupo espera que revele mis secretos más profundos»
Cada participante comparte sus experiencias según su propio criterio y ritmo. Con el pasar de las sesiones, la incomodidad al compartir disminuye en la medida que aumenta la seguridad. Ni la terapeuta ni el grupo presionan a hacer o compartir algo que no se desee. Muchas participantes observan que se sienten aliviadas y aceptadas después de sus revelaciones, pero esto se logra dentro de su marco de tiempo personal.
Mito 3: «En un grupo, no recibiré la atención que necesito.»
Las participantes de un grupo se sorprenden por el trabajo interpersonal profundo y cómo sus necesidades se satisfacen con frecuencia incluso cuando otras están hablando. A medida que el grupo evoluciona, cada participante descubre que sus propias experiencias están relacionadas con las de las otras integrantes. Descubren interconexiones que les sorprenden y ayudan. Cuando una participante percibe que no se satisfacen sus necesidades, puede expresarlo en voz alta y el conjunto explorará este extremo.