El creador del psicodrama nació en la Bucarest del año 1889 en el seno de una familia judía sefardí. Algunos años después de establecerse en Viena en el año 1915, Levy Moreno empezó una iniciativa basada en la improvisación teatral, lo que daría paso a una propuesta psicoterapéutica a la que llamó psicodrama. El psicodrama se basaba en la idea de que expresarse a través de la espontaneidad y la improvisación suponía una clase de liberación a través de la creatividad, lo cual tuvo que ver con sus propias experiencias subjetivas a través de las dramatizaciones no planificadas.
Además, Moreno estudió Medicina en la universidad de Viena, y allí entró en contacto con las ideas de la teoría psicoanalítica, que fue ganando aceptación en Austria durante la primera mitad del s. XX. Aunque el padre del psicodrama rechazó muchos de los supuestos de Sigmund Freud, el psicoanálisis tuvo una marcada influencia en su pensamiento, tal y como veremos. Del mismo modo, experimentó con un tipo de intervención que podría considerarse una forma primitiva de grupo de ayuda mútua.
En el año 1925 Levy Moreno se trasladó a los Estados Unidos de América, y desde Nueva York empezó a desarrollar tanto el psicodrama como otros elementos relacionados con el estudio de grupos, como por ejemplo la sociometría. También teorizó sobre formas de psicoterapia grupal en general, partiendo de una óptica heterodoxa que rechazaba el determinismo y ensalzaba el papel de la improvisación. Tras dedicar buena parte de su vida a desarrollar métodos de terapia de grupos, murió en el 1974 con 84 años.
¿Qué es el psicodrama?
Para empezar a entender qué es el psicodrama y qué objetivos se intenta alcanzar a través de este, repasemos primero sus apariencias: el modo en el que se desarrolla una de sus sesiones. Para entender mínimamente lo que veremos a continuación solo es necesario entender dos cosas: que las sesiones de psicodrama son en grupo, pero que el psicodrama no busca abordar problemas manifestados por un grupo, sino que se utiliza la presencia de muchas personas para intervenir en los problemas de individuos, por turnos.
Así, en cada momento hay un protagonista claro, que es hacia quien debe orientarse la sesión, mientras que el resto de personas son miembros que ayudan en la realización de la sesión y que, en algún momento, también serán los protagonistas de su propio psicodrama.